En los temas 9 y 10 de la asignatura hemos estado hablando sobre los alumnos que tienen alguna necesidad educativa especial y hemos visto el DSM-V, un manual americano sobre trastornos y enfermedades.
Al haber estudiado educación especial es un tema con el que estoy bastante familiarizada, por lo que me interesaba bastante.
Tras esto, tenemos que hacer una reflexión sobre un trastorno. He elegido la discapacidad intelectual ya que para mi TFG estuve 4 meses trabajando en un cole con un niño al que se la acababan de diagnosticar. Para mí, fue una experiencia inolvidable y es un niño del que siempre me voy a acordar, es más, de vez en cuando me paso a visitarle, le tengo muchísimo cariño.
El caso es, que para muchos profesores suponía un problema con el que no sabían que hacer; yo les entiendo porque cuando tienes 20 niños más a parte de él, se hace difícil responder de manera adecuada a sus necesidades. Por eso creo que yo le pude ayudar mucho el tiempo que estuve, pero también yo aprendí mucho con él.
Siempre hay que tener en cuenta que los niños o niñas que tienen necesidades educativas especiales requieren más esfuerzo y paciencia por parte del profesor, ya que a veces avanzan 2 pasos y al día siguiente retroceden 4.
Pero es mucho más bonito ver los progresos que logras con ellos, y de donde la gente vería un pequeño avance, tú ves un mundo.
En fin, esa es mi justificación para elegir este tema, creo que se lo debo a Adam (que me pongo intensa cuando recuerdo esta etapa).
Aquí os dejo una foto jugando a Pasapalabra.
¿Qué es la discapacidad intelectual?
Hasta finales del siglo XVIII la Discapacidad Intelectual no se distinguía de otras patologías y no había una atención especial para los niños. Era considerada como una variante de la demencia, cuyas causas se atribuían a bases orgánicas, biológicas o innatas.
En el año 1818 se establece una definición de “idiota” y se hacen distinciones con la demencia y la confusión mental.
En 1880, la Asociación Médica Americana inaugura una sección específica para el tratamiento de las enfermedades infantiles ya que se considera por fin a la infancia como una etapa diferenciada de la vida adulta.
La discapacidad es toda restricción o ausencia debida a una deficiencia, de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen considerado normal para el ser humano. Puede ser temporal o permanente, reversible o irreversible. Es una limitación funcional, consecuencia de una deficiencia, que se manifiesta en la vida cotidiana. Pero la definición de Discapacidad Intelectual implica más características. No es hasta el año 2006 cuando se deja a un lado el concepto de “retraso mental” en favor de la DI. No solo cambió el término, también el nombre de la Asociación Americana de Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo (AAIDD), antes llamada Asociación Americana sobre Retraso Mental.
Modelo teórico de retraso mental (Luckasson y cols., 2002, p.10)
En la actualidad se ha establecido un nuevo debate para cambiar el término de Discapacidad Intelectual por el de Diversidad Funcional para eliminar todas aquellas connotaciones negativas de la palabra “discapacidad”.
La Discapacidad Intelectual es una afección que debe ser diagnosticada antes de los 18 años de edad y que incluye un funcionamiento intelectual general por debajo del promedio y una carencia de las destrezas necesarias para la vida adulta.
Las manifestaciones primarias de la DI son: adquisición lenta de nuevos conocimientos y habilidades, conducta inmadura y limitada capacidad de cuidados personales.
Pero hay muchos signos de Discapacidad Intelectual, por ejemplo, los niños que la tienen pueden:
- Sentarse, gatear o caminar más tarde que los otros niños
- Aprender a hablar más tarde o tener dificultades al hablar
- Tener dificultades en recordar cosas
- Dificultades para comprender las reglas sociales
- Dificultades en entender las consecuencias que pueden generar sus acciones
- Dificultades en la resolución de problemas
- Dificultades al pensar
- No conseguir destrezas de cuidado personal o de comunicación
- No aprenden rutinas
- No piden ayuda
Los trastornos conductuales son la razón de la mayoría de las derivaciones psiquiátricas de las personas con DI. Suelen ser situacionales y, por lo general, pueden identificarse factores precipitantes que predisponen a ciertas conductas, que son:
- Falta de entrenamiento en conductas socialmente responsables
- Disciplina inconsistente
- Refuerzo de la conducta incorrecta
- Deterioro de la capacidad de comunicación
- Incomodidad debido a problemas físicos y trastornos de salud mental coexistentes como depresión o ansiedad.
La Discapacidad Intelectual se encuentra clasificada dentro de los trastornos del desarrollo o del neurodesarrollo.
Según los planteamientos de la Asociación Americana de Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo, la Discapacidad Intelectual se caracteriza principalmente por tres factores:
a) Déficit en las habilidades mentales generales: deficiencias de las funciones intelectuales, como el razonamiento, la resolución de problemas, la planificación, el pensamiento abstracto, el juicio, el aprendizaje académico y el aprendizaje a partir de la experiencia, confirmados mediante la evaluación clínica y pruebas de inteligencia estandarizadas individualizadas.
b) Limitaciones en el funcionamiento adaptativo diario en comparación con los iguales de edad, género y cultura: deficiencias del comportamiento adaptativo que producen fracaso del cumplimiento de los estándares de desarrollo y socioculturales para la autonomía personal y la responsabilidad social. Sin apoyo continuo, las deficiencias adaptativas limitan el funcionamiento de una o más actividades de la vida cotidiana, como la comunicación, la participación social y la vida independiente en múltiples entornos, tales como el hogar, la escuela, el trabajo y la comunidad.
c) Aparece durante el período de desarrollo (antes de los 18 años).
Vamos a ver a continuación algunas de las necesidades educativas especiales que puede tener un alumno con Discapacidad Intelectual y por tanto son en las que se
debe poner mayor atención y planificar un tratamiento:
- Necesidades derivadas del funcionamiento intelectual: atención y memoria, control conductual y metacognición o procesar la información.
- Necesidades derivadas de las habilidades adaptativas: comunicación, autocuidado, habilidades sociales, autodeterminación, salud y seguridad, ocio y trabajo.
- Necesidades derivadas de la participación, interacción y roles sociales: dimensión influenciada por las oportunidades de las que dispone el alumno, éste debe implicarse en la vida social y que a su vez, la sociedad responda de manera positiva.
- Necesidades derivadas de salud: los problemas de salud del alumnado con DI no tienen que ser distintos a los del alumnado sin dicha discapacidad, el problema está en los efectos. Por ejemplo, pueden tener dificultades para reconocer y/o describir síntomas.
- Necesidades derivadas del contexto: las características ambientales pueden facilitar o impedir el crecimiento, desarrollo, bienestar y satisfacción de la persona. Los entornos saludables tienen tres características principales: proporcionan oportunidades, fomentan el bienestar y promueven la estabilidad (Shalock y Kieman, 1990).
La respuesta educativa debe partir siempre de la evaluación de las capacidades y competencias del alumnado. Por lo tanto, es muy importante la evaluación inicial ya que será el punto de referencia para las posteriores decisiones. Se realizarán una serie de recursos personales y materiales, medidas de atención a la diversidad, adaptar o no elementos del currículo, etc. Se parte de un marco normativo bajo el término de “alumnado con necesidad especifica de apoyo educativo”, entre los que se encuentran alumnos que presentan: - Necesidades educativas especiales derivadas de una discapacidad y/o trastornos graves de conducta.
- Dificultades específicas de aprendizaje.
- TDAH.
- Altas Capacidades intelectuales.
- Incorporación tardía al sistema educativo.
- Condiciones personales o de historia escolar.
El alumnado con Discapacidad Intelectual se encuentra en el primer grupo y por tanto requiere que el centro escolar prepare una serie de medidas para ayudar en su proceso de enseñanza – aprendizaje y que este sea lo más cómodo y útil posible para el alumno.
La atención educativa al alumnado con Discapacidad Intelectual que se escolariza en nuestro Sistema Educativo, se articula del siguiente modo:
El Equipo de Orientación Educativa en las etapas de EI o EP realiza una evaluación psicopedagógica con la ayuda del equipo docente y la familia.
El Equipo de Orientación Educativa emite un dictamen de escolarización en el que se propone la modalidad de escolarización y los apoyos y recursos necesarios. La escolarización puede ser de tres tipos: ordinaria, en centros de educación especial o combinada. Este dictamen es firmado por el orientador.
El tutor realiza una evaluación inicial, punto de referencia.
Se adoptan las medidas de atención a la diversidad oportunas.
Frecuentemente para el alumnado con DI, se realiza una adaptación curricular.
Se adoptan acuerdos para la coordinación del profesorado y de los profesionales que han de intervenir.
Se determinan los criterios para la colaboración de los representantes legales del alumno y el asesoramiento durante el proceso educativo.
Además de lo anterior, el II Plan de Atención a la Diversidad de Castilla y León (2017), nos habla de una serie de principios y metodologías enfocadas a potenciar escuelas inclusivas.
El concepto de “inclusión” es un término reciente, pero es una palabra clave para comprender la Educación Especial y las actuaciones que se deben realizar con alumnos que tienen necesidades educativas especiales.
Los principios son los siguientes:
- Equidad
- Inclusión
- Normalización
- Proximidad
- Accesibilidad Universal y Diseño para todos
- Participación
- Eficiencia y Eficacia
- Sensibilización
- Coordinación
- Prevención
Y la metodología debe potenciar la creación, la metacognición y el compromiso de toda la comunidad educativa. En este Plan, aparecen divididas en cuatro: - Metodologías favorecedoras de la interacción: el aprendizaje cooperativo y los grupos interactivos. - Metodologías favorecedoras de la creación: proyectos de comprensión inteligentes y proyectos de aprendizaje basado en problemas. - Metodologías favorecedoras de la metacognición: mapas mentales, destrezas y rutinas de pensamiento.
- Metodologías favorecedoras del compromiso: desarrollo de las Habilidades Sociales, Desarrollo Emocional y Aprendizaje Servicio.
Conclusiones de todo lo anterior:
La primera, que me parece la más importante, es que aún hay desconocimiento de los trastornos y discapacidades que puede tener un alumno en un aula de Educación Primaria o Secundaria.
Considero que los maestros de pedagogía terapéutica están muy bien formados pero que, en mayor o menor medida, todos los maestros y profesores independientemente de su especialidad, deberían tener una formación mayor, ya que aunque el principal peso recae en la PT, no están todas las horas del día con ella.
Por otra parte, me parece importante destacar que la Discapacidad Intelectual puede verse en muchos casos como un mero problema relacionado con la inteligencia, e implica mucho más en la vida de una persona que lo tenga. Es interesante saber más sobre este trastorno, así como todos los que te puedas encontrar en el aula, y recomiendo que cualquier docente se implique más en este proceso. Por último, considero que la evolución histórica del concepto de Discapacidad Intelectual ha mejorado, ya que no me parece apropiado el término “retraso mental”, ni el de “idiota”, los niños con Discapacidad Intelectual tienen unas necesidades educativas especiales y unas limitaciones en su vida, pero no son “retrasados”, necesitan una educación igual al resto de sus compañeros solo que con algunos cambios en el curriculum, para hacerlo más accesible para ellos.
Y a continuación os dejo algunas referencias bibliográficas interesantes:
Antequera Maldonado, M., Junta de Andalucía. Dirección General de Participación y Equidad en Educación, Bachiller Otero, B., Calderón Espinosa, M. T., Cruz García, A., Cruz García, P. L., ... Ortega Garzón, R. (2008). Manual de atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo derivadas de discapacidad intelectual.
Berruezo Albéniz, R. y Conejero López, S. (Coords.). (2009). El largo camino hacia una educación inclusiva. La educación especial y social del siglo XIX a nuestros días: XV Coloquio de Historia de la Educación. Pamplona: Universidad Pública de Navarra.
García Rubio J. (2017). Evolución legislativa de la educación inclusiva en España. Revista Nacional e Internacional de Educación Inclusiva. (10), 251-264.
Imaz Roncero, C., & Arias Martínez, B. (2020). Manual básico de psiquiatría de la infancia y la adolescencia. Valladolid, España: Ediciones Universidad de Valladolid.
Martín Bravo, C., & Navarro Guzmán, J. I. (2016). Psicología evolutiva en Educación Infantil y Primaria. Madrid, España: Ediciones Pirámide.
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